The Martian, guía para la supervivencia en el espacio

Andy Weir, el autor, plantea una serie de problemas que necesita resolver el astronauta Mark Watney, quien se da por muerto durante una tormenta de arena en la superficie de Marte.

Es una novela que desde el principio tiene cautivo al lector, queriendo responder las preguntas que se van generando y respondiendo constante y rápidamente.

El ritmo que mantiene compensa bastante bien la poca profundidad emocional que se explora, siendo que se trata de un ser humano solo en un planeta por un periodo largo y con escasa comunicación con otras personas. El personaje de Mark Watney nos encanta con su humor negro y bromas ante las peores circunstancias de supervivencia, mismas que en su mayoría logra sobrepasar sin ayuda más que de su propio ingenio, dejando corto a MacGuyver en más de un problema.

Y aunque en su monólogo aprendemos de los gustos y preferencias de Watney, poco logramos conocer de su pasado o de su presente en la Tierra, arriesgándome a decir que le faltó profundidad al personaje.

El conocimiento de ciencia y tecnología del autor es sin duda bastante amplio. Nos enseña acerca de la física en el universo y del planeta Marte, explicando los fundamentos científicos y/o tecnológicos de cómo va resolviendo los problemas que se le presentan.  

Aquí es donde es importante dejar en claro que hacía mucho tiempo que no me gustaba tanto un libro. Hace ya más de 20 años en mi adolescencia era fácil encontrar libros de aventura (Salgari), misterio (Conan Doyle) o terror (King) y para pasar la noche completa leyendo. Inclusive una vez terminé un libro en la madrugada que apenas había comenzado a leer ya cerca de la media noche. Es un poco más complicado cuando uno no puede escapar de la rutina con esposo e hijos. Hay que pensar más de dos veces si vale la pena pasar la noche en vela. Los padres de familia comprenden esto.

Andy Weir me recordó aquellos tiempos. Empecé The Martian un viernes después del trabajo y desafortunadamente tenía el fin de semana lleno de compromisos sociales, que mantuve en un horario muy estricto con el fin de tener más tiempo para leer. Terminé el martes al mediodía, luego de liberar mi agenda de los pendientes de por la mañana y tuve que tomar un tiempo después para asimilar la obra después de leer el final.

Es uno de esos libros que ya quieres que termine, pero cuando lo terminas, no quieres haberlo terminado. Recomendable para todos, pero en especial a los fans del género.